jueves, 2 de enero de 2014

Abelardo y el Mar

Un día el destino me puso cerca de una playa, y saben lo malo de tener 6 pies? que cuando caminas por la arena caliente tienes más extremidades que se te quemen..

Para un pequeño grillo el mar es una experiencia extrema, no solo uno se tiene que cuidar de las aves que allí abundan, ni pensar en meter las patas en el agua, con tantos peces rondando, también existen crustáceos con armadura que piensan que uno es un buen botín, pero sin embargo la sensación de libertad que uno siente es impactante.

El mar es inmenso, así como los sentimientos.

Si el mar/los sentimientos se tratan de aislar, de contener de inmediato empiezan a echarse a perder,  están hechos para fluir...

Uno sabe que se acerca al mar porque llena los sentidos, te va envolviendo con su sonido, con su brisa, con su olor. Me imagino que así también es la llegada del amor, a veces como ola violenta que nos revuelve, a veces como marea en calma que nos inunda. Por eso me gusta tanto el mar, porque hace que mis emociones fluyan.

Y si me gusta el mar, el  mar de noche es mágico, porque en su negrura se sigue haciendo presente, porque aunque no lo ves, sabes que esta allí, tan lleno de vida y a la misma vez, tan peligroso... El mar es como la vida, si entras con miedo te paraliza, te detiene y puede acabar contigo, igual si entras con exceso de confianza, sin tenerle el cuidado adecuado, y así como a la vida,  al mar no se le debe tener miedo, sino respeto.

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