sábado, 12 de enero de 2013

Parte 7. La luna

  
      Oh la luna, esa dama de plata que me ha hechizado, esa compañera que juega a esconderse y aparecer. Mi historia con la luna es de un amor no correspondido, de un soñador que sabiendo lo imposible no deja de tratar de volar cada vez más alto, queriendo acercarme a ella.

Volaba una noche de mucho calor, recuedo que  empezaba a ir mas allá de mis propios limites, cuando me di cuenta que la noche estaba mas clara, casi como un día tenue, fue cuando alzé la vista y me percate de su presencia, sentí su luz y su fuerza, me atrajo de manera irremediable, lleno mis venas con su blancura, se metió en mi cabeza y me detuvo el corazón. Luego supe que esos eran síntomas inequívocos de estar enamorado.


Ella se iba, pero siempre volvía, siempre regresaba, poco a poco, primero asomaba una sonrisa tímida, luego esa sonrías crecía hasta volverse tan circularmente perfecta.

Yo llegue a pensar que algo hacía mal, que por eso se enojaba conmigo y se alejaba de mi.

Cuando me di cuenta que era inalcanzable, también supe que era a su vez irrenunciable.

He tenido muchos amores, y ellos no lo saben, que siempre la he amado a ella. Que cuando ellas se van, se que mi luna siempre estará para escuchar mi canto, si, ese canto que no me gusta, que desafina, que oculto, pero que ella recibe sin juzgar, y por ese momento, me vuelvo un grillo cantador que le gusta volar.

Se que no estoy solo, que la luna volará junto conmigo, incluso cuando no la veo, su presencia me acompaña, hasta creo, alguna noche de primavera, haberla escuchado murmurar mi nombre.






No hay comentarios:

Publicar un comentario